Un viaje inolvidable por las entrañas del Amazonas.

Un viaje inolvidable por las entrañas de amazonas

Por valery:

Desde que estaba en quinto año sabía que algún día sería mochilera. La idea de agarrar un bolso y andar por el mundo ¡me fascina!

Hoy creo profundamente que la vida te cumple lo que pides de corazón. Estos últimos años he conocido destinos que jamás pensé conocer tan pronto: salto ángel, relámpago del Catatumbo, Roraima, Kavak y Amazonas.

Me cuesta creerlo, pero sí, estuve allí, sumergida en la selva amazónica por nueve
Días, sintiéndome chiquita ante tanta inmensidad. Amazonas es magia pura. Les contaré mi experiencia para que se animen a conocer este destino.

¡Pásame un alambre porque ya no tengo culo! (exclamó la sutil loca de viaje) El día 1 fue un viaje interminable. A las 6:00 am nos encontramos en el punto Acordado. Salimos desde las mercedes, Caracas en dirección a Puerto Ayacucho Estado amazonas. Son más de 12 horas en carro.

Emma no quería manejar, así que nos fuimos en el carro de uno de los guías del tour. la primera parada fue cerca de Carabobo, nos detuvimos para desayunar. Llegando a Apure, nos paramos en un restaurante junto a la carretera que vendía carne en vara.

Allí almorzamos, la comida estaba rica. ¡todavía nos faltaba mucho trayecto!
A eso de las 5:00 pm, poco más o poco menos, llegamos al puerto donde tomaríamos la chalana. Empezó a caer un diluvio.

Ya agotados de tanto estar sentados, dejamos el carro en la cola y nos bajamos a esperar en una especie de bodeguita bastante modesta. Veníamos un poco apretados en el carro y ya estábamos cansados... Pero la emoción nos mantenía alegres.

En la chalana.

Los carros comenzaron a moverse. Volvimos al vehículo, pagamos entre todos el puesto en efectivo y pudimos subir a la chalana para cruzar el río orinoco. ¡llegamos a amazonas!

Carretera Puerto Ayacucho.

Dato curioso: Esta es la carretera más al sur de venezuela.

Manejar por una carretera larguísima con piedras gigantes a cada lado es
Indescriptible.

Estas piedras que vimos junto al camino, son las más antiguas del mundo. Se formaron cuando apenas estaba naciendo el continente pangea. Realmente no soy experta, pero nuestro guía nos explicó con detalle.

Pasamos la noche en una posada en Puerto Ayacucho. En el día 2 nos dirigimos en carro hasta el Puerto Samariapo (no puedo creer que recuerde los nombres) acá termina la carretera asfaltada más al sur de Venezuela.

Una vez ahí dejamos los carros en casa de un conocido en donde se quedarían por los próximos días mientras nos aventuramos selva adentro.

Luego de varias verificaciones por la guardia nacional agarramos el bongo, una embarcación que nos llevaría hasta nuestra parada final por el día, el campamento boca de autana

.

En la bongo, estaba lloviendo.

Fueron 6 horas navegando en contra corriente por el río. Al llegar tuvimos nuestro primer encuentro con los paramilitares. Sí, toda esa zona está tomada por los paramilitares colombianos ¿Qué hacen? Minería ilegal, tráfico de gasolina y drogas.

Nos quedamos en una comunidad piaroa. Al principio no nos quisieron recibir porque tenían reunión con los “paracos”, pero terminaron aceptándonos.

Nuestra cena, pescado payara.

Vimos cómo se vive tan lejos de la civilización. Comimos como ellos suelen hacerlo: Pez de río, en este caso payara, y cabeza de gallo (una ensalada muy extraña). Dormimos en hamacas bajo una choza. Todo en este viaje fue una sorpresa, fue probar cosas nuevas, fue arriesgarme.

Hamacas con mosquiteros, campamento boca de autana.

El día 3 inició muy temprano. Así se duerme en el campamento boca de autana, con hamaca y mosquitero.

Esta era mi zona de confort, temía salir de ella y más en la madrugada donde los árboles parecen personas. Tuve que salir, mi vejiga siempre me reta, pero sigo viva jajajaja.

VOLADORAS/ COPOAZÚ

Otro dato curioso: a los piaroa les asusta caminar de noche por los bosques debido a que “arañas gigantes” los pueden matar.

Para ellos, esas arañas gigantes son almas en pena que los atraen para
Llevarlos a su plano / dimensión.

Después de desayunar nos montamos en la voladora, una lanchas pequeñas y rápidas. Nuestra siguiente parada es caño manteco.

En el camino probamos el copoazú (no se exactamente como se escribe). Tiene forma de coco y sabe como a parchita y guanábana, pero al parecer es un cacao del Amazonas. El río se fue haciendo más y más estrecho.

En varias partes del río tuvimos que pasar por debajo de troncos caídos y en una oportunidad picamos un tronco gigante que nos impedía el paso ¡llegamos a caño manteco! Y la aventura continua.

Nos adentramos por la selva. Fueron alrededor de 2:40 horas caminando totalmente a merced de la naturaleza.

No es sorpresa ver culebras, arañas e incluso jaguares. Solo pensaba: ¡por favor, que no me aparezca una serpiente!

El camino no estaba marcado, no teníamos forma de saber dónde estábamos, cuánto faltaba o si íbamos por el lugar correcto. El grupo era grande y lo lideraba un guía Piaroa, cada quien iba a su ritmo. Nos paramos tan solo unos minutos para grabar la experiencia y ¡nos perdimos!

Ya yo me imaginaba cazando mi propia comida y construyendo un refugio en la mitad de la nada, tuvimos miedo. Comenzamos a sonar un silbato que teníamos en el bolso, pero la lluvia hacía que pareciera un susurro del viento. Aumento el miedo.

15 minutos más tarde, y por obra y gracia del espíritu santo, conseguimos a una parte del grupo que estaban gritando los nombres de otras dos personas...También desaparecidas.

Por suerte, minutos más tardes todos ya estábamos juntos. Con esto no los quiero asustar, pero es bueno que sepan que es fácil perderse entre los árboles gigantes y los desniveles del suelo.

Consejo: Traten de ir siempre lo más cerca posible del guía y tengan consigo un buen silbato.

Rios que teníamos que cruzar

La caminata no era complicada, pero por la falta de turistas era difícil saber dónde dar el siguiente paso.

Por otro lado, la lluvia aumentó el caudal de los riachuelos. Ya no se podían atravesar así que improvisamos puentes con tronco caídos y nos ayudamos entre todos a pasar.

Puente improvisado/ salto el zorro

Cruzamos el último río y llegamos al campamento el zorro. Aquí pasamos la noche. Este campamento tiene un salto bellísimo con su mismo nombre. 

 A pesar de los contratiempos, fue un buen día. El día 4 fue uno de los más esperados. Por fin vamos a llegar al lago leopoldo, conocido por los piaroas como el paraka-wachoi.

Las noches en el campamento el zorro son muy húmedas y calurosas, pero aquí solo puedes dormir en carpa. Ahora agrégale la variable de la lluvia, ya se cumplían 20 horas entre lloviznas y palos de agua.

No nos mojamos, pero nuestros compañeros no tuvieron la misma suerte. Casi todos quedaron empapados. La lluvia fue mermando e iniciamos nuestra caminata de 2 horas aproximadamente.

La subida fue muchísimo más empinada, en cierto punto hasta vertical.

Vista del autana

Después de unos 5 min caminando volteo y veo desde una perspectiva única al autana despejado. Vaya que grité de emoción. Lo mejor de todo era que con cada paso que dábamos el sol iba saliendo con más fuerza.

El camino se nos hizo rápido, quizá fue la vista, quizá el ánimo que teníamos. Ya estábamos a pocos pasos del mirador y la excitación no cabía en nuestro cuerpo.

Parakawachoi

5 pasos más y tuvimos frente a nosotros una vista panorámica del lago. Este lago es muy controversial por su origen, su forma e incluso su ubicación.
Nuestro guía nos explicó con detalle todas las teorías robándole el misticismo pero llenándonos de conocimientos.

Sin embargo, es un lago mágico y estoy segura de ello. La energía que se siente es ¡dios mío! Cómo lo pongo en palabras... Es mágica. Un silencio lleno de murmullos, una paz con movimientos, una realidad que parece un sueño.

Parakawachoi

Bajé para meterme en sus aguas. Necesitaba sumergir mi cuerpo, renovarme. Sabía que algo cambiaría en mi, justo después de entrar y nadar en el paraka-wachoi.

Así fue. Dejé un peso, no sé exactamente cuál pero sentí que mi cuerpo podía flotar con facilidad. Estaba en paz y agradecida con todo lo que me rodea.

Hasta agradecí haber nacido en la situación actual de Venezuela, cosa que a cualquier persona le hubiese parecido una locura.

El día se hizo más sereno, ya no había lluvia solo un sol radiante. Bajamos
Nuevamente al campamento. Nos bañamos y acomodamos todo.

Cerramos con un doble arcoíris sobre nosotros. Ver esto en mitad de la selva es la señal más hermosa que dios/ destino o como quieras llamarlo te puede dar.

Arcoiris

Era amazonas agradeciendo la visita, era una mamá despidiéndose (más adelante les voy a explicar esto), era nuestra energía positiva. Lloré, lo admito. Fue totalmente inevitable. Almorzamos y cenamos un poco mal, pero nos sentíamos tan plenos que no nos importo mucho.

Vista autana

El día 5 despertamos con los primeros rayos de luz. Le dije a emma que recogiéramos todo a velocidad de trueno para poder subir al mirador y darle un último vistazo al Autana desde allí.

Estaba convencida de que estaría despejado. No le dijimos a nadie, nos guardamos ese momento para los dos. Yo era la guía, veía las pisadas del día anterior y los casi invisibles pelones en las piedras que te ayudan a saber cuál es el camino.

Llegamos y tuvimos la mejor vista de todo el viaje... Bueno, hasta este momento fue una de las mejores.

Bajamos del mirador, agarramos nuestros bolsos y comenzamos la caminata. Ya todo el grupo había salido a caño manteco y nosotros apenas cruzábamos el río. Nos ayudaron y esta vez fue más sencillo. Íbamos muy rápido, sumergidos en la selva otra vez.

Recuerdo con claridad cómo se sentían las telarañas chocando con la piel y mi pensamiento en bucle de “por favor que no se me cruce ninguna culebra”.

Solo nos tomo 2:00 horas terminar todo el recorrido. esperamos un rato y cuándo estuvo todo el grupo nuevamente reunido, nos fuimos.

Moría por ir al mirador seguera, pero nuestro guía nos dijo que no teníamos tanta gasolina que no era muy seguro. Al llegar al río autana nos dieron la noticia de que sí iríamos 😍🙌🏽 ¡fui feliz!

                     Wichuj, uripika y wahari kuawai.

Comenzamos a navegar con la hilera de tepuyes en nuestra espalda. Nos bajamos en el campamento piaroa y dispusimos los minutos en hacer fotos y vídeos del wahari kuawai, uripika y wichuj.

El tiempo se me fue volando. Aún siento que no fue suficiente. Quería seguir allí contemplando, pero se nos hacía tarde.

Volvimos a la comunidad piaroa de boca de autana. Comimos, pasamos la noche y al día siguiente tomamos nuevamente el bongo. Ahora íbamos a favor de la corriente y en vez de 6 horas fueron unas 4:30. Lo agradecí.

                                     Piedra pelota

Descubrí también porque a la piedra pelota le dicen pelota. A simple vista no se ve redonda, de hecho es la mitad de una esfera, pero el reflejo del agua la completa.

Poco a poco estaba terminando esta maravillosa travesía. Miraba todo con el deseo de nunca borrarlo de mi mente, de recordar con precisión cada día.
Dejé un poco de mi y me traje un poco de magia.

Al llegar nos dieron la mala noticia de que la mamá de uno de los guías había fallecido. Murió la tarde en la que vimos el hermoso arcoiris. Estoy segura que se estaba despidiendo de su hijo.

Si nunca te has planteado hacer este viaje espero que mi historia sirva para motivarte. Ha sido uno de las mejores experiencias que he tenido en mi hermoso país, Venezuela.

Y por último, mi consejo es, saca de cada viaje lo mejor. En esta oportunidad nos perdimos una vez y comimos mal varias veces... Pero cuando pones en perspectiva lo trascendental de la aventura esos detalles pierden fuerza.

Sin embargo, más adelante les haremos un video de todo lo que no puede faltar si decides hacer un viaje en camping así que pendiente que se vienen consejos super importantes.


Gracias por leer hasta acá, te queremos mucho.